jueves, 30 de diciembre de 2010

Empresas recuperadas en Argentina



Las empresas recuperadas son aquellas en las que sus propios trabajadores han tomado el control de las mismas. Muchas veces tras una situación de supuesta quiebra.

La acción de tomar empresas y hacerlas producir por parte de los mismos trabajadores de éstas, dejando a un lado a los patrones, tiene precedentes notables en las ocupaciones de fábricas de la Italia de los años 1920's.

De este modo, las tradicionales empresas jerárquicamente dirigidas por un jefe o grupo de jefes, pasan a ser cooperativas autogestionadas, donde son los trabajadores quienes deciden en asamblea las decisiones que les afectan.

Aunque hay numerosos casos de empresas recuperadas y cooperativas autogestionadas, vamos a centrarnos en el caso de Argentina:

Argentina ha sido un escenario en donde se han implementado y aplicado sistemáticamente políticas económicas de corte neoliberal. Esto condujo a una situación de crisis estructural cuyo atravesamiento se instaló en todas las dimensiones posibles de la crisis: económica, política, de legitimidad, de representatividad, de hegemonía, de contra hegemonía, y social.

Las medidas políticas, como privatización de empresas estatales de servicios, apertura de aduanas a todo tipo de productos extranjeros, inversiones y prestamos a altas tasas de interés, especulación financiera de los mercados... condujeron a una des-industrialización del país, con el correlato de desempleo en forma masiva (desempleo superior al 25%), empobrecimiento de más de la mitad de la población –36millones de habitantes- que acrecentó en forma desmedida la brecha entre ricos y pobres.

La concentración de la riqueza fue la dirección en la que gobierno y mercado se asociaron para instrumentar todo su accionar.

La corrupción fue también estructural, desde adentro en todas las áreas: económico, judicial, social y desde afuera, no faltaron desde luego, socios también para conjurar todo un sistema perverso en el que cada día ingresaban a la pobreza y marginación miles de mujeres y hombres.
El país fue así llevado a la tercer-mundialización.

Frente a este escenario de carencias, en tanto necesidades básicas y ante la amenaza de un futuro en peores condiciones estaban los trabajadores, engrosando las cifras de desocupados.
Empresas que cerraban por quiebras, muchas de las veces fraudulentas o bien porque sus dueños las abandonaban. Los trabajadores de algunas de estas empresas optaron por defender sus puestos de trabajo. Tomaron las fábricas abandonadas y decidieron poner en marcha la producción de las mismas, “recuperándolas y haciéndolas suyas”.

Estas decisiones no fueron fáciles y significaron toda una serie de acciones de resistencia y lucha de toda índole. Debieron soportar la represión policial, presiones legales, económicas y sociales.

El Movimiento de Empresas y Fábricas recuperadas:

El fenómeno de recuperación de empresas en Argentina se enmarca dentro de los nuevos movimientos sociales de resistencia al modelo neoliberal vigente. Piqueteros, movimiento de desocupados, asambleas barriales, MNER se suman y solidarizan mutuamente constituyendo el tejido asociativo de resistencia y lucha en una Argentina que ha sido desvastada sistemáticamente.

Ocupar, resistir, producir es la voz reinvicativa del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, voz que hoy se alza a más de 190 empresas.

De este modo, se organizan los trabajadores al margen del poder político-económico. En realidad se generan desde lo que ha excluido, marginado el poder en sus distintas dimensiones.

Son los trabajadores que, despojados de sus puestos de trabajo, emprenden la lucha de recuperación cuando la patronal deja de pagar sueldos, o abandona las fábricas cuando éstas no ofrecen la rentabilidad ambiciosa que caracterizó la lógica del empresario.

La estrategia es simple y clara: recuperar las fuentes de trabajo. Es la lucha de la lógica, del derecho a trabajar, frente a la lógica perversa del capitalismo .

Los instrumentos que se han implementado para concretizar las luchas en los diferentes frentes ha sido el de constituirse en cooperativas.
La cooperativa es la forma asociativa y legal que han adoptado para enfrentar al Estado y al sistema jurídico, ante la amenaza y decisión de quiebra de las fábricas por parte del juez/a competente, la posibilidad que se abre en ella es la de ser cedida a los trabajadores.

Por supuesto que esta decisión pertenece a un juez/a y sólo gracias a la presión tenaz de los trabajadores, apoyo de asambleas barriales, comunidades, MTD y alguna que otra repercusión mediática se ha logrado la recuperación de las diferentes empresas

En todos los casos la forma organizativa es la representación directa y soberana asamblearia, en donde la horizontalidad es el motor organizativo.

Que los medios de producción pasen a manos de los trabajadores resignifica una cultura del trabajo distinta a toda experiencia anterior vivida por los compañeros. La lógica es otra, la autogestión, con su poder en la toma de decisiones, se contrapone a responsabilidades que antes sólo le competían a los dueños de las unidades productivas, la igualdad en los ingresos, de todos los trabajadores, deja atrás los salarios según escala jerárquica, la solidaridad da la espalda a la competencia.

En el espacio físico de la fábrica opera también otra transformación en el plano simbólico. La fábrica es recuperada para abrirse al afuera. La comunidad la hace propia desde distintos lugares: el conflicto deja de ser exclusivo de los trabajadores y se convierte en una realidad a reivindicar por el barrio, pueblo o comunidad. La fábrica abre sus puertas para convivir en ella, expresiones artísticas, centros culturales, centros de formación, de educación formal (bachillerato para jóvenes y adultos), atención sanitaria...
La fábrica pasa así a convertirse de un espacio privado a un espacio público.
Cada compañero/a que hoy ha recuperado su puesto de trabajo con esta modalidad ha vivenciado en su subjetividad procesos de recuperación en todos los sentidos posibles: recuperación de la autoestima frente al peligro de engrosar las filas de desocupados, recuperación del sentimiento de compañerismo y solidaridad frente al auge del individualismo exacerbado de la década menemista, y sobre todo un sentimiento de triunfo que se concientiza ante cada pequeño paso logrado.

El MNER se define como un movimiento autonómico de todo poder y que se ha construido desde el accionar de las bases. Desde sus prácticas han ido construyendo valores contrapuestos a los hoy hegemónicos. Accionan desde la cotidianeidad y en esa cotidianeidad construyen el futuro, dando prioridad a la sociedad civil sobre el Estado.

La lista de empresas recuperadas comprende un espectro de singularidades y cada una de ellas es el resultado de una complejidad para la resolución de las distintas dimensiones del conflicto. Desde la reciente recuperación de una fábrica de 400 trabajadores hasta una escuela o una clínica conforman la diversidad y al mismo tiempo la unidad.

Y desde esta mirada el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas es un acontecimiento, una nueva forma de resistencia social a lo hegemónico.