jueves, 13 de agosto de 2009

El dinero de la tauromaquia: lo que nos cuestan los espectáculos taurinos





Según un estudio realizado en 2007 por la "Fundación Altarriba", las fiestas y actividades relacionadas con los toros reciben cada año por parte de las administraciones 564 millones de euros en subvenciones. Son más de 12 euros anuales por cada habitante a una fiesta que, según una encuesta de la consultora "Gallup", no interesa "nada" al 72,1% de los españoles.

Desde la Fundación Altarriba remarcan que la cifra total es mucho mayor, porque el cálculo no incluye las ayudas a los ganaderos. Su portavoz, Matilde Figueroa, recalca que "al final los toreros van a ser casi funcionarios públicos".

La mayoría de los contribuyentes ignoran que parte de sus impuestos sirven para este tipo de espectáculos y que podrían destinarse a otros fines. Así, desde la Fundación Altarriba recuerdan que, a modo de ejemplo, la comunidad andaluza ha invertido este año (en referencia al año 2007) 2,5 millones de euros sólo para promocionar la fiesta de los toros; es decir, en meras acciones de marketing.

Este presupuesto equivale a la inversión necesaria para que funcionen durante un año entero diez quirófanos de urgencias en un hospital público capaces de practicar ocho cirugías al día. Asimismo, serviría para pagar un empaste de 60 euros a 9.4 millones de niños, o para construir 38 pequeños hospitales de 40 camas (con coste de 15 millones de euros)...

Los toros, sobre todo, pero también vaquillas, caballos o gansos son víctimas cada año de la cruel diversión de los humanos en las fiestas populares. Según los cálculos realizados por la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (Anpba), la cifra de animales sacrificados rondaría los 60.000.

Resulta de notoria crueldad organizar una "fiesta" en la que los asistentes "disfrutan" (¿ignoran?) con el sufrimiento y agonía de un animal que lucha por sobrevivir. Pero conviene no olvidar las penosas condiciones de la mayoría de los animales creados únicamente para el consumo humano, así como los destinados a la experimentación (muchos de ellos en productos de cosmética).